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¿LA FAMILIA CODEPENDIENTE NACE O SE HACE?

Por Ayaibex Montas/SD


Alvarado (2000) señala que el problema de la dependencia, no se encuentra circunscrito solo a quien la posee, si no que involucra a todo el grupo familiar, el que está forzado a desarrollar diferentes estrategias al interior de la misma, intercambiando roles y generando una normalización de las conductas que favorece el mantenimiento de la problemática.


al tratar a las familias de los pacientes con trastorno, los profesionales descubrieron que, cuando los pacientes mejoraban, las conductas codependientes de sus familiares continuaban o empeoraban; estos codependientes presentaban rasgos comunes con un patrón vinculante característico, una forma de pensar, sentir y actuar que los iba enfermando poco a poco. De esa forma, dedujeron que los orígenes de tales trastornos podrían ser anteriores a la convivencia con el alcohólico o el adicto. Estas personas venían de hogares disfuncionales donde, además, asumieron muy temprano un rol de “cuidadores” puesto que los adultos que deberían ocuparse de ellas estaban incapacitados por algún motivo para actuar como tales.


Las investigaciones indican que ser codependiente no esta condicionado a haberse relacionado con otros dependientes químicos en la niñez o en la madurez, O’brien; Gaborit, (1992), basta haber crecido en un ambiente familiar en el cual estuviera presente un cuidador abusivo, una persona con un trastorno mental o el manejo de mucho stress a nivel de cuidadores. Beattie, (1998); Mellody et al., (2004).


Una definición exacta de codependencia seria un trastorno de relación, esto quiere decir que la codependencia se hace. Aunque después pueda tener un factor hereditario por la epigenética, es decir, la capacidad de cambiar los genes de acuerdo a la cultura.

Ante la pregunta si la codependencia nace o se hace la respuesta seria que primeramente se hace y después nace.

El concepto de codependencia ha ido evolucionando, en un principio se comenzó a utilizar en los años setenta para describir a la persona, que tiene una relación directa e íntima con un alcohólico y que le facilita continuar con la adicción. Más tarde se ha hecho referencia al codependiente como aquella persona que se dedica a cuidar, corregir y salvar a un drogodependiente, involucrándose en sus situaciones de vida conflictivas, sufriendo y frustrándose ante sus repetidas recaídas, llegando a adquirir características y conductas tan erróneas como las del propio adicto. Posteriormente se ha ido generalizando a familiares de personas con otras dependencias, con enfermedad crónica (esclerosis múltiple, insuficiencia renal, trastornos alimentarios, cáncer, esquizofrenia, enfermedad de Alzheimer) e incluso a profesionales de la salud.


Pero la codependencia ha sido definida en múltiples sentidos: como un esquema de vida disfuncional que emerge en la familia de origen produciendo un estancamiento en el desarrollo y siendo su resultado una hiperreacción del codependiente a lo externo a él y una hiporreacción o baja sensibilidad a lo interno a él; como la conducta de una persona esencialmente normal que realiza un esfuerzo para ajustarse a un cónyuge y a un acontecimiento vital estresante; como un patrón de dolorosa dependencia de otros, con comportamientos compulsivos y de búsqueda de la aprobación para intentar encontrar seguridad, autoestima e identidad; como un patrón de rasgos de personalidad claramente identificables que presentan los integrantes de una familia que tiene un miembro afectado por una adicción a sustancias químicas; como una enfermedad primordial presente en cada miembro de la familia adicta, que es a menudo peor que la propia enfermedad, y que tiene sus propias manifestaciones psicosomáticas; como una característica emocional y psicológica de la conducta que aparece como consecuencia de un conjunto de reglas opresoras que impiden la demostración abierta de sentimientos y el diálogo sobre problemas personales e interpersonales.


También se ha señalado a la codependencia como una patología del vínculo que se manifiesta por la excesiva tendencia a encargarse o a asumir las responsabilidades de otros , o como un defecto en la realización de dos de los cometidos más importantes de la niñez: la autonomía y la identidad. Incluso el concepto de codependencia se ha utilizado para describir un patrón exagerado de dependencia que hace llegar al individuo hasta la negligencia de sí mismo y debilita su propia identidad. Y también se ha indicado con este término a cuando algún familiar se involucra de forma obsesiva en los problemas de un adicto hasta el punto de vivir por y para él y desequilibrando su propia vida en las áreas personal, familiar, laboral y social. De modo que el codependiente pierde el control de su propia vida y de sus límites, invirtiendo toda su energía en el adicto con necesidad de pertenecer y ser útil.


La codependencia se manifiesta como un obstáculo para el desarrollo y progreso del núcleo familiar. En el tratamiento de adictos y de sus familiares uno de los grandes obstáculos a vencer es el tratamiento para la codependencia.


DESARROLLO DE LA CODEPENDENCIA


El niño nace con la tendencia al establecimiento del vínculo porque posee una serie de capacidades sensoriales y se encuentra con una madre o sustituta especialmente predispuesta para este proceso.


El fallo en el vínculo podría dar como resultado un trastorno de relación.

Con la combinación de las dimensiones de afecto y control se establecieron cuatro tipos de vínculos que equivalen a otros tantos de Bowlby. El vínculo I (equilibrio de afecto y protección) equivale al vínculo óptimo o apego normal de Bowlby. El vínculo II (afecto constrictivo) equivale al vínculo dependiente. El vínculo III (afecto deficitario o ausente) equivale al desapego o ausencia vincular. Y el vínculo IV (control sin afecto) equivale al vínculo ansioso. Entre los codependientes pueden encontrarse los vínculos II, III y IV, aunque quizás el más frecuente sea el vínculo IV (vinculación de poco afecto y sobreprotección excesiva).


Los cambios que ocurren en la interacción entre le niño y la figura de apego puede determinar la aparición del conflicto del vínculo. Este puede surgir cuando al niño se le comienza a exigir un comportamiento más adecuado a lo que se considera socialmente es deseable, instándole a adquirir mayor autonomía e independencia, cuando al mismo tiempo no tiene con la figura de apego una relación íntima, cálida y continua, en la que los dos encuentren alegría y satisfacción. El niño siente que si se preocupa y le presta servicio a la figura de apego es correspondido y si no se preocupa y no le sirve puede ser abandonado o rechazado.


El niño percibe el desinterés o desapego de la madre o figura sustituta. Y busca apoyo y compañía sometiéndose, halagándola y satisfaciéndola por todos sus medios. El niño permanece atento a sus señales que le informan sobre los gustos de la madre, y por supuesto evita cualquier agresión. Lo que genera que el niño sienta una particular debilidad centrada en la necesidad de protección que le hace buscar la compañía de la madre.


También la vinculación defectuosa puede generar lo que ha venido en denominarse la "absorción emocional" que tiene lugar cuando al niño no se le permite separarse de la madre en el momento oportuno. Si una madre o figura sustituta es sobreprotectora y no acaba de distanciarse y de aflojar los lazos para permitir que el niño se convierta en una persona independiente, entonces el niño no se vinculará adecuadamente .

De manera que la codependencia puede forjarse a partir de las necesidades no satisfechas en el ser humano durante su infancia, las cuales han impedido una maduración conveniente para poder adaptarse a situaciones de relaciones interpersonales.


Cuando las necesidades físicas y emocionales del niño no son satisfechas de una manera adecuada, su self verdadero, auténtico va construyendo las etapas evolutivas con el apoyo de un yo subordinado que desarrolla roles que le permiten superar las experiencias problemáticas de la infancia, y que para sobrevivir le incitan a aprender a "servir a los demás", descuidándose a sí mismo.


Los codependientes insisten en repetir las mismas conductas ineficaces que utilizaron cuando eran niños para sentirse aceptados, queridos o importantes y mediante esas conductas, buscan aliviar el dolor y la pena por sentirse abandonados. Sin embargo, paradójicamente las conductas codependientes perpetúan esos sentimientos.

Este vínculo defectuoso que establece el codependiente está colocado en la preocupación por lo que el otro piensa, en el miedo a la pérdida de la relación, sintiendo y vivenciando la culpa y siempre tratando de reparar. El codependiente percibe un mundo interrelacional peligroso, entre la necesidad de proteger y el temor a ser abandonado, anticipando la excesiva separación y sobre todo la pérdida de amor.

A pesar de la fragilidad del término codependencia se podría hipotetizar un modelo conceptual y comprensivo. Para la presencia de la codependencia se precisan unos factores predisponentes, precipitantes y de mantenimiento. El factor predisponente sería el fallo en el vínculo madre-hijo que no ha posibilitado que a través de la relación con la madre el niño haya podido desarrollar su yo (self)), su propia subjetividad. Por lo que su subjetividad tendrá que surgir por medio de otra persona.


Esta vulnerabilidad facilita el impacto de los factores precipitantes, que pueden ser identificados como procesos de separación, pérdida de figuras significativas, sea de forma real (muertes, separaciones, divorcios, abandonos de hogar) o simbólica. Así como la ruptura brusca de la homeostasis familiar por un problema crónico que provoca una situación estresante (adicción o enfermedad grave de un familiar). Y también la presencia de nuevas demandas en el entorno que se presentan de forma aguda o con escaso tiempo de elaboración y adaptación, pidiendo respuestas concretas en espacios cortos de tiempo.


La acción de estos factores precipitantes sobre la vulnerabilidad previa genera los síntomas que identifican a la codependencia. Los factores de mantenimiento actúan sobre los factores precipitantes para que su acción haga que perdure la codependencia. Estos factores mantenedores son distorsiones cognitivas, tanto en su creencia de que su razonamiento es el que contiene mayor nivel de certeza como en la negación de sus necesidades básicas o en la confianza en una solución casi mágica de la adicción o enfermedad del otro.


ANALIZANDO LA CODEPENDENCIA


Tomando en cuenta que la familia constituye el contexto social básico del cual se crea la dinámica de la salud mental y la psicopatología.


La existencia de una base social incidente en la adicción en el medio familiar es un factor que no se puede dejar de lado en ningún tratamiento, independientemente de que existan factores bioquímicos causantes o precipitantes de la enfermedad. Esa base social se refleja en la transmisión intergeneracional de la disfuncionalidad familiar, ya que la adicción es un fenómeno subyacente de la personalidad donde están presentes: la negación, la obsesión, la compulsión, el egocentrismo y la mente distorsionada. Y estas características no solamente están determinadas por los caminos neurológicos, sino también por el aprendizaje social. Además en cualquier sistema familiar donde exista un adicto hay que tomar en cuenta el manejo de:


A. Resentimiento: modo en que el adicto usualmente vive su pasado y consiste en

revivir una y otra vez, mentalmente esas experiencias.

B. La ira: forma en que se enfrenta el presente.

C. El miedo: forma en que se enfrenta el futuro mediato e inmediato. Es la

respuesta a lo desconocido que contrapone a la ilusión. Existe el elemento de la

desconfianza tanto el adicto como en el familiar instaurado el seno, donde las

expectativas y la realidad están en constante choque.


PREVENCION DE LA CODEPENCIA


Para prevenir las alteraciones en la conducta de los miembros de la familia, es necesario adoptar cuantas medidas sean necesarias para impedir que se produzcan deficiencias o cuando ocurran no tengan consecuencias físicas, psicológicas o sociales.

Sabiendo ya que el tipo de apego que adoptemos en la infancia es la que conservaremos y aplicaremos en nuestras relaciones interpersonales, cuando seamos adultos. Este tipo de vinculación temprana, podría determinar la aparición del fenómeno.


El fenómeno de la codependencia ha ocupado un lugar importante en el campo asistencial de las adicciones, ya que si bien las conductas codependientes no provocan por sí mismas la adicción, contribuyen a perpetuarla o agravarla, generando un alto costo para la salud de todos los implicados. (Biscarra, 2010). Y es desde ese campo que han surgido planes de tratamiento para la codependencia.

Para los años 50 del siglo XX es fundada es fundada Al-Anon, grupo de terapia familiar de Alcohólicos Anónimos que trabaja al codependiente a través del programa de 12 pasos.


Para el 1973 se plantea la necesidad de la intervención familiar en el tratamiento y recuperación del alcohólico. En 1986 es fundada la Institución CODA (Co-dependents Anonymous) y en 1990 es fundado el Consejo Nacional sobre Codependencia o NCC (national Councilon Co-dependence), ambas instituciones en Estados Unidos, que tienen como misión brindar información y recursos sobre codependencia y rehabilitación.

Hay que recordar que El codependiente presenta rasgos de personalidad claramente identificables con formas de pensar irracionales que son muy difíciles de cambiar ya que van acompañados de patrones afectivos perturbadores como angustia, ansiedad, depresión, ira incontrolable, así como baja autoestima, temor al abandono, déficit en la toma de decisiones, incapacidad de autocrítica, descontrol de impulsos, sentimiento de culpa, entre otros. Citado en Guevara, (2002).


Melody Beattie ha sido una de las figuras que mas ha contribuido al desarrollo del tratamiento para la codependencia, ella plantea que la solución esta en: que para poder amar sanamente a otra persona, es determinante amarse a uno mismo, evitando poner en riesgo la salud física, emocional, espiritual y de la estima personal.

Los programas de 12 pasos se identifican como complementarios y esencales ante el tratamiento de codependencia.


Desde la perspectiva de la terapia familiar, la codependencia, al igual que el alcoholismo, es un problema que transita en las familias. Un ejemplo de ésta genealogía familiar puede verse claramente en la literatura de los hijos adultos de alcohólicos (ACOAs) (Kritsberg, 1985). Los miembros de una familia en la cual uno o más miembros son alcohólicos siguen ciertos mandatos como reglas no verbales tales como: “No hables”, “No confíes” y “No sientas” (Black, 1981).


Para romper la negación hay que observar que Esta transmisión subyacente constituye un factor común en los hijos de todo tipo de hogares gravemente disfuncionales, y sus maneras de enfrentarla o, lo que es más típico, de evitarla, varían según el sexo, la disposición y el papel que tuvieron en la familia durante la niñez. Sin embargo, si nuestros padres se relacionaron con nosotras en forma hostil, crítica, cruel, manipuladora, dictatorial, demasiado dependiente, o en otras formas inadecuadas, eso es lo que nos parecerá “correcto” cuando conozcamos a alguien que exprese, quizá de manera muy sutil, matices de las mismas actitudes y conductas. (Brown, 1996).


PLAN DE TRATAMIENTO PARA LA CODEPENDENCIA


Un plan exitoso para tratar a la persona codependiente debe incluir los siguientes objetivos:

  • Practica del desapego

  • Plan de Límites

  • Rompimiento de la negación

  • Trabajar las perdidas y la culpa

  • Identificación del tipo de codependiente o del rol codependiente

  • Centrarse en la Responsabilidad emocional, mental y conductual



Referencias Bibliográficas

1. ALVARADO, S. (2000). La Codependencia y la familia Adictiva. Artículo online www.crublap.org/html/codependencia.html.

2. BEATTIE, M. (1989). beyond Codependency. Pleasant Valley Road, Minessotta: Hazelden.

3. Jackson, J.K.; Kogan, K.L. (1963) "Personality disturbance in wives of alcoholics". Quaterly Journal of Studies on Alcohol.. 24: 227-283.

4. Friel, J.C.; Friel, I.L. (1988) Adult children. The secrets of dysfunctional families. Deerfield Beach Florida. Health Communications, Inc. p. 157.

5. Pérez; Delgado(2003). La codependencia en familias de consumidores y no consumidores de drogas: Estado del arte y construcción de un instrumento. Universidad de Oviedo, p. 381-387.

6. Treadway, D. (1990) "Codependency: Disease, metaphor or fad?". Family Therapy Networker. 14, 1: 39-42.

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